DIABLOS!!! asesinos saudíes

Publicado: 17 oct 2018 21:03 GMT

Diario turco afirma que el periodista Jamal Khashoggi fue «torturado y decapitado»

El medio asegura que tiene grabaciones de voz que probarían el asesinato dentro del

consulado de Arabia Saudita en Estambul.

El misterio sobre lo sucedido con el periodista árabe Jamal Khashoggi tras visitar el consulado de su país en Estambul (Turquía), el 2 de este mes, podría comenzar a develarse. El diario local Yeni Safak aseguró que el trabajador de prensa fue torturado durante un interrogatorio y decapitado dentro de la sede diplomática, recoge la agencia AFP.

Aunque Yeni Safak no aclaró cuáles son sus fuentes, afirmó tener grabaciones de voz que servirían para probar el asesinato. En una de ellas, el cónsul saudí Mohammad Al Otaibi, habría dicho: «Hagan esto fuera, me van a causar problemas». De inmediato, alguien le contestó: «Si quieres vivir cuando vuelvas a Arabia, cállate».

Por último, detalló que al periodista crítico del rey Salmán bin Abdulaziz, le cortaron los dedos antes de decapitarlo.

Un crimen en siete minutos

El portal Middle East Eye insistió en que el cónsul fue retirado de su oficina y que allí «no hubo intento de interrogatorio», sino que directamente fueron a matar a Khashoggi.

Cuando comenzó el ataque, los gritos de la víctima recién se habría detenido al inyectarle una sustancia aún no determinada, procedimiento liderado por el médico forense Saleh al Tubaiqi, uno de los 15 enviados por Arabia Saudita.

También habría sido el encargado de desmembrar a Khashoggi cuando aún estaba vivo. El crimen habría sido consumado en siete minutos.

 

NOTA DEL AUTOR DEL BLOG: Perdónenme la mala onda de esta entrada pero, no pude aguantar la indignación. Ya los saudíes nos tienen acostumbrados a sus desmanes en Yemen, donde han asesinado a hombres, mujeres y niños con una impunidad nauseabunda, ahora su dieta asesina incluye hasta sus connacionales, como el periodista Kashoggi. Amigos incondicionales de los EEUU, y protegidos por los mismos, los reyezuelos árabes saudíes, gozan de la tranquilidad criminal que les da el sentirse aliados de un imperio nefasto, como los llamó alguien una vez, gangsters bien armados.

Ruido de estacas

Se quien eres, se dónde vives, se mucho de ti, pero tú de mi no sabes nada. Se que, cuando llegas a tu apartamento por la noche, te despojas del día con desesperación, te veo en mi mente cuando lo haces, es como quitarte un traje pegajoso, pesado, con los bolsillos atiborrados de cosas que no son tuyas, son de los ladrones al revés, si, son esos que no te sacan tus cosas de los bolsillos, al contrario, te meten las suyas para que tu cargues con ellas y te sientas responsable.

La ducha cuidadosa que te das apenas llegas de tu calvario me ha llamado siempre la atención, pero yo sé por qué lo haces, es para borrar ese color cerúleo que da el brillo de las lámparas fluorescentes de las oficinas. No tienes que explicar nada, es como una obsesión que hace lo que puede contra esa luz que absorbe vitalidad, que roba la energía de los empleados como tú para dar apariencia de vida a un opaco y seco vampiro. En pesadillas, ¿cuantas estacas le has clavado en el corazón? Duermes para no pensar en eso, no para descansar pero; los sueños te traicionan. Por eso, buena parte del ritual de las mañanas, café, tabaco, viendo el reloj que te apresa por la muñeca, se te va, fantaseando con la idea de ver muerto al jefe de todos tus jefes.

Las nueve de la mañana de otro día siguiente, esa hora te acompaña desde la entrada de tu trabajo hasta tu escritorio, mientras, repartes saludos a diestra y siniestra como una patética reina de carnaval, saludos que te son correspondidos porque no les importas. El golpeteo de maderas imaginarias, siempre dentro de ese maletín que ya es parte de tu cuerpo, suena como música consoladora para la frustración constante de saberte tan cobarde, no tienes valor para renunciar, mucho menos para asesinar al arquitecto de tu ansiedad.

Continúa tu existencia, la que te tocó. Hoy llegarás muy tarde de nuevo a dónde habitas, para despojarte como siempre de un día viscoso, para rumiar junto con tu cena ese odio inútil que te hace hablar sólo, para vaciar de nuevo tus bolsillos de cosas ajenas, verlas girar en el agua del retrete, y para colocar dentro de tu maletín dos estacas de madera, esta vez tan reales como ese odio que profesas al vampiro, tan agudas, tan largas, como ese grito de angustia que oyes claro y de manera nítida esta noche en particular. Es fácil para mí adivinar que hoy no dormirás, y difícil no preocuparme por eso, porque te estimo.

Hoy, de nuevo te veo salir de tu casa rumbo al trabajo. Te digo adiós desde mi imaginación, esta vez no te acompaño, sé que no habrá saludos de la reina de carnaval. Oigo el ruido de las maderas conversando contigo desde tu maletín. No, hoy no te espero, ya sé que no volverás.